También conocido como Nauia Capita, era el juego de azar más simple, aunque no por eso poco jugado. Al igual que hoy día, los romanos aprovechaban las dos caras de las monedas para hacer apuestas y dirimir cuestiones. De forma general, jugaban con el siguiente sistema: cada uno tiraba dos monedas, y podía pasar lo siguiente:

Si salían dos caras, el jugador ganaba la manga y se llevaba la apuesta. Si salía cara y cruz no perdía su dinero, pero tampoco ganaba el de los demás. Si salían dos caras perdía lo que hubiera apostado.

Un sistema tan simple favoreció, seguramente, que a este juego se jugara con cierta asiduidad, ya que en cualquier momento y con tan sólo un par de monedas se podía echar un rato divertido. Sin embargo, a los romanos les gustaban más otros juegos algo más complejos, como las tabas y los dados.

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