Por las características de la sociedad romana, los hombres jugaban mucho más que las mujeres.
Los juegos de azar, en general, se jugaban durante todas las edades. Un regalo habitual para un niño era un juego de tabas.
Conforme crecían, se aficionaban a los juegos atléticos y deportivos.
Los ancianos gustaban de pasar el rato con los dados y las tabas o, si eran de su gusto, los juegos de estrategia.
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