Sobre este juego sí que tenemos muchos datos, en parte, porque ha sobrevivido con pocas variaciones hasta la actualidad. Es el actual “backgammon”. La única diferencia entre el juego antiguo y el moderno es el diseño del tablero, aunque las reglas son las mismas.

Cada jugador jugaba con quince fichas, un cubilete y un dado. El objetivo del juego era dar una vuelta completa al tablero, que estaba dividido en cuatro partes de seis casillas cada una. Si un jugador llegaba a una casilla en la que estuviera una ficha de su contrincante, esa ficha era cogida y se la enviaba a su casilla inicial. En cambio, si un jugador tenía dos fichas en una misma casilla, su contrincante no podía acceder a ella. El movimiento se hacía con tiradas de dos dados: podía mover una ficha dos veces (pero no con la suma de las dos tiradas) o mover dos fichas distintas.

El diseño del tablero podía variar: lo más común era marcar cada casilla con un número del uno al veinticuatro, pero a veces se distinguían con palabras que formaban algún tipo de frase. No tenemos mucha información sobre este tipo de palabras, pero se puede suponer que tuvieran un sentido laudatorio hacia los romanos, en ambientes más formales, o referencias a las diversiones y a los vicios en ámbitos más populares.

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