En Roma se solían practicar los juegos de pelota a los que anteriormente habían sido aficionados los griegos. Entre ellos se encuentran:
- Juego de los efebos, un ejercicio violento parecido al harpastum. Se dividía un campo en partes iguales con una raya hecha con una piedra que los separaba, y sobre esta línea se colocaba la pelota; en la parte de atrás del campo, a distancias iguales de la línea central, se echaban otras rayas, donde se situaba cada uno de los bandos. Cuando se daba la señal todos tenían que lanzarse hacia la pelota; aquellos que la tocaran primero, la lanzaban hacia el campo contrario por encima de los jugadores. Lo importante del juego era cogerla en el aire y devolverla cuanto más lejos se pudiera hacia el campo contrario. Cuando la pelota llegaba a pisar la línea de atrás del campo contrario se terminaba la tirada y el que lo conseguía ganaba un punto.
- Juego de los engaños. Se disponían dos bandos de jugadores en dos campos. El que tiene la pelota ha de gritar el nombre de uno de los jugadores del equipo contrario que deberá cogerla cuando él la lance. El truco está en desorientar al contrincante y lanzar la pelota lo más lejos posible del jugador que tiene que recibirla, si éste deja que la pelota toque el suelo pierde un punto, si la coge en el aire ganará un punto.
- Juego del bote o salto. Se lanza la pelota fuertemente contra el suelo y se coge con la mano cuando está a su altura. Se vuelve a tirar de la misma forma y se cuenta el número de botes y de cogidas buenas. Gana el que lo hace más veces en el mismo tiempo. Igualmente puede tirarse contra una pared.
- La pelota en el aire. Uno de los jugadores lanza la pelota al aire todo lo alto que pueda; los otros deben cogerla a su bajada. Hace punto el que la atrapa en el aire.
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