El juego de las tres en raya, tan conocido en la actualidad, era muy jugado en Roma, y presentaba ciertas variaciones. Normalmente se jugaba con unos tableros más complejos que hoy en día, y con más fichas. Lo más habitual era jugar en un tablero de tres cuadrados concéntricos, y con nueve fichas cada jugador. Cada vez que uno de los contendientes era capaz de poner tres fichas en línea, le quitaba una ficha al adversario. Cuando uno se quedaba con menos de tres fichas, perdía la partida.
Estas reglas, sin embargo, debían ser muy variadas según el tablero, pues se han encontrado muchos y muy distintos: desde el mencionado hasta el más simple y semejante al actual.
Se han encontrado variaciones de este juego en tabulae lusoriae de diversos lugares. La variación consiste en el tipo de tablero: se trata de un círculo construido a base de marcar ocho agujeros en el suelo, y en el centro del mismo un noveno desde el que se podía acceder cualquiera de los otros. Este tablero, en el que no se juega con fichas sino con palos de madera o cualquier material que se introducen en los agujeros, genera unas partidas largas y complicadas, y los árabes, al parecer, eran muy aficionados. El objetivo final era el mismo, alinear tres de estos palos formando un arco en el círculo.
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