El primer emperador de Roma era un aficionado de los dados. Tanto es así que no le importaba perder grandes sumas de dinero. Llegó a perder en una noche, hasta 20.000 sestercios. También se recuerda su afición por el navia aut capita, es decir, a cara o cruz, o a par impar, al que le gustaba jugar con los miembros de su familia, entregándoles a cada uno de ellos 250 denarios con el fin de que se volcaran en el juego sin reservas ni pesar, y que consistía en una monótona sucesión de apuestas a un número par o impar de tabas, guijarros o nueces que los jugadores escondían en la mano. Suetonio así lo refiere en su biografía.

Su fama de jugador no le asustó en modo alguno, y continuó jugando sin ningún misterio hasta su vejez, para divertirse, y no sólo en diciembre, sino también en los otros meses, los días laborales como los festivos. Y no hay duda d eso. Una carta autógrafa dice:

“He cenado, mi [querido] Tiberio, con los mismos; se añadieron los invitados Vinicio y Silio el padre. Durante la comida hemos jugados como unos viejos ayer y hoy; pues una vez arrojados los dados, cuando uno de nosotros sacaba la jugada del perro o el seis, ponía en medio un denario por dado, y el que sacaba la jugada de Venus se lo llevaba todo”. Y de nuevo, en otra carta: “Nosotros, mi [querido] Tiberio, hemos pasado las fiestas Quincuatrias bastante agradablemente, pues hemos jugados durantes esos días y hemos calentado la mesa de juego. Tu hermano llevó la partida con grandes gritos; sin embargo, al fin no perdió mucho, pero, después de haber perdido mucho, se fue recuperando poco a poco más de lo que esperaba. Yo he perdido veinte mil sestercios personalmente, pero por haber sido excesivamente liberal en el juego, como acostumbro la mayoría de las veces. Pues si hubiese exigido las apuestas que perdoné a cada uno de los jugadores o hubiera guardado las cantidades que les di, habría ganado hasta cincuenta mil sestercios. Pero prefiero esto, pues mi benignidad me conducirá a la gloria celestial”. Escribió a su hija, “Te he mandado doscientos cincuenta denarios, suma que he dado a cada uno de mis convidados por si quisieran jugar durante la cena o a los dados o los pares o nones”.

Aleae rumorem nullo modo expavit lusitque simpliciter et palam oblectamenti causa etiam senex ac praeterquam Decembri mense aliis quoque festis et profestis diebus. Nec id dubium est. Autographa quadam epistula: “Cenavi,”ait “mi Tiberi, cum iisdem; accesserunt convivae Vinicius et Silius pater. Inter cenam lusimus geronticos et heri et hodie; talis enim iactatis, ut quisque canem aut seniorem miserat, in singulos talos singulos denarios in medium conferebat, quos tollebat universos, qui Venerem iecerat,” Et rursus aliis litteris: “Nos, mi Tiberi, Quinquatrus satis iucunde egimus; lusimus enim per omnis dies forumque aleatorum calfecimus. Frater tuus magnis clamoribus rem gessit; ad summam tamen perdidit non multum, sed ex magnis detrimentis praeter spem paulatim retractum est. Ego perdidi viginti milia nummum meo nominee, sed cum effuse in lusu liberalis fuissem, ut soleo plerumque. Nam si quas manus remisi cuique exegissem aut retinuissem quod cuique donavi, vicissem vel quinquaginta milia. Sed hoc malo; benignitas enim mea me ad caelestem Gloria efferent”. Scribit ad filiam : “Misi tibi denarios ducentos quinquaginta, quos singulis convivis dederam, si vellent inter se inter cenam vel talis vel per impar ludere.” (Suetonio, Vida de los Césares, Augusto, LXXI, Ed. J. C. Rolfe).

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